Por: Dr. Norman González Chacón
Los primeros niños genéticamente modificados en la historia de la humanidad: Dos niñas gemelas que nacieron con copias de genes alterados. El gen CCR5, que los científicos esperan que las hagan inmunes al virus de HIV. Aunque la intención del investigador es loable, y parece tener justificación, los resultados de manipular la genética, de romper leyes de la bioética, de ignorar documentos científicos, y no informar claramente a los padres de las criaturas y a las autoridades pertinentes las consecuencias de ese tipo de experimentos, si no resultan exitosos, ha llevado al científico chino He Jiankul, a la cárcel.
Editar el genoma humano es el sueño de muchos científicos, y crear inmunidad a muchas enfermedades, es un sueño que desvela a la comunidad científica de todo el planeta. Ahora bien, lograrlo es una terrible pesadilla que tiene que vivir antes de lograrlo, si es que algún día lo puede lograr, y en el interín, los experimentos hasta ahora, no son muy halagadores. La humanidad corre un grave peligro de que se disloque el genoma hacia extremos que luego no puedan ser controlados desde ningún laboratorio, como ha ocurrido con los virus de la serie H1N1 y del COVID 19. Las especulaciones que dan lugar a los cálculos de lo que pueda ocurrir, son tantas y tan variadas, como de genes que se pueden afectar y multiplicarse en generaciones futuras, en terribles anormalidades que puede dar lugar a seres monstruosos, o deformaciones físicas o mentales como las que han ocurrido como consecuencia del uso de ciertas drogas.
El abanico de posibilidades de este tipo, es tan amplio que no es posible para la ciencia calcular o predecir las posibilidades que de estos experimentos se puedan dar en los diferentes individuos que resulten afectados, y/o en sus generaciones futuras. Las mutaciones incidentales y accidentales que pueden ocurrir, son tantas y tan variadas que no se pueden predecir científicamente. Los experimentos de esta naturaleza que se han realizado en animales han producido monstruos que ha habido que matar para evitar el daño subsecuente a otras generaciones y a los mismos. Hay que tener en cuenta, que un solo cambio en el genoma, de un solo gen, crea una serie de cambios que se reproducen o manifiestan en diferentes áreas y se multiplican a través de las generaciones subsiguientes.
Nos arriesgamos a que la manipulación científica de algo tan crítico como el genoma humano, traiga una nueva serie de situaciones inesperadas, con cambios que afecten los cromosomas y que creen en las personas, los mismos monstruos que se han podido ver en animales de experimentación. Todos los científicos que conocen el funcionamiento del genoma están de acuerdo, en que un solo cambio que se realice, puede alterar toda una familia generacional. El problema es que al principio, como puede ocurrir al administrar terapia genética, ya sea a través del uso de vacunas, o de algun otro tratamiento, los cambios serán sutiles y muchas veces podrán manifestarse con los años, desconectando los síntomas o cambios de la verdadera causa de dichos daños.
El experimento de este científico joven, lo ha llevado a sufrir tres años de cárcel, por las implicaciones de su experimento, que nadie puede predecir las consecuencias buenas o malas y que en este caso, no han sido las deseadas. Se sabe lo que ocurrió con la oveja clonada Dolly, que fue uno de los primeros experimentos de clonación de este tipo en el mundo. Murió de repente sin saberse a ciencia cierta lo que le causó esa muerte temprana, cuando el original del cual se hizo el clón estaba viva todavía y muy saludable. Cosas similares han ocurrido con conejos de experimentación que han nacido con anormalidades inesperadas, como el de una lengua tan larga que se le salía de la boca y no podía controlar. Estos son los cambios que resultan de intervenciones en el genoma que pueden afectar el cerebro, las neuronas y todos los sistemas.
De acuerdo a Greely, otro científico que ha escrito un libro sobre las implicaciones a corto y a largo plazo del experimento de Jiankul, abre una interrogante sobre las consecuencias a largo plazo de un gen editado y que ha sido introducido como parte del genoma a una persona. ¿A cuántos individuos, o grupos familiares va a afectar y de qué manera? Nadie puede contestar esta pregunta, pues los defensores de la investigación, que generalmente son los mismos que realizan los experimentos, no pueden predecir las consecuencias de una sola dislocación planificada de un gen, o la intervención mínima en uno de los cromosomas. Se conocen los resultados de un gen defectuoso, que sin la intervención del científico, y por diferentes causas y circunstancias, puede causar una trisomía o una anormalidad como lo son los diferentes síndromes que existen. Éstos son responsables de anormalidades o defectos de nacimiento como lo son el Síndrome de Down (Trisomía 21), y muchos otros síndromes que ocupan un porciento considerable de la población general del mundo.
La pregunta es: ¿Cómo pueden los científicos superar a la naturaleza y producir efectos similares a un síndrome sin que resulte en una condición negativa de salud o una incapacidad permanente? No hay manera de garantizarlo pero ellos, los científicos, no lo entienden, porque en su preparación en las ciencias, no toman en cuenta la individualidad bioquímica que Dios le da a cada ser humano para su identificación en los registros celestiales. La justificación de todo científico que entra a manipular el genoma, es justificable para todo el que cree que la ciencia es todopoderosa y que actúa siempre en beneficio de la humanidad. Este tipo de acción está bien justificada para los que creen en la evolución y constantemente buscan la manera de mejorar lo que Dios hizo: “Y vio Dios que era bueno”. Para aquellos que creen en un hombre evolucionado, cualquier estado del hombre y la mujer son buenos. Para los que creemos en un Dios perfecto, que manifiesta Su amor en toda la creación, queremos llegar a ser “perfectos, como nuestro Padre que está en los Cielos es perfercto”.
Muchos científicos obran con esa justificación, pero su objetivo principal es obtener fama, lograr financiamiento para sus invenciones, y finalmente obtener un buen premio de ciencias que le permita tener suficiente dinero para vivir y seguir jugando a Dios, en su laboratorio, y seguir creando quimeras que a la larga, nada contribuyen al bienestar humano. Al contrario, muchas veces, esos experimentos degradan la obra divina de la creación, y lo que producen son monstruos. Uno de estos experimentos recientes, trata de crear un híbrido, simio-humano, con la idea de descubrir cómo se realizó la supuesta transición del animal al ser humano o del mono al ser humano, en la llamada “evolución de las especies.” La muy nombrada embriogénesis, es la meta de muchos científicos que cruzan animales con humanos para supuestamente obtener órganos de reemplazo para suplir la gran demanda que existe en todo el mundo.

https://www.nature.com/articles/d41586-021-01001-2
Mi opinión es que ésta pérdida de tiempo y de dinero que se lleva a cabo en muchos centros de investigación en el mundo, y que parte de mentes que no respetan la creación perfecta de Dios, ni tienen otra meta que no sea la fama y la fortuna, constituyen una muy buena excusa para jugar a Dios creando todo tipo de monstruosidades con fines comerciales. Es así como crean o crearon pollos con 4 patas y caderas y 6 pares de alas, para complacer a la industria que vende más de estas piezas que del resto del pollo. Así también, han creado embriones de cerdo con células humanas para lograr cultivar en cerdos, órganos para ser trasplantados a seres humanos y que sean aceptados por el organismo. Para eso, tratan de desbloquear los secretos del desarrollo temprano del ser humano. Debido a que el Instituto nacional de la salud, no financia quimeras científicas, muchos de estos científicos como Carlos Izpisua Belmonte, buscan financiamiento en empresas y fundaciones privadas que asignan fondos a ese tipo de investigación, a cambio del control eventual de la investigación. El Instituto californiano para medicina regenerativa es una de esas instituciones que asignan fondos para todo este tipo de investigación quimérica.
Nuevamente insisto, en que la mente satánica va más allá de las fronteras de la realidad y de la creación divina del cuerpo humano y de los animales. Desde el principio de la historia del mundo, que aún está por cumplir 6,000 años, los seres humanos/reptilianos, descendientes de la rebelión, han tratado de crear ese tipo de monstruos mezclando razas de diferentes animales con seres humanos y entre ellos. Cuando estudiamos la mitología de las razas primitivas, vemos cómo desde mesopotamia en adelante, se crearon dioses, mitad animales y mitad humanos para complacer el instinto de la rebelión en desfigurar la obra perfecta de Dios en la creación. Son muchos los híbridos creados en la mente y algunos permanecen con nosotros hoy día.
Esa misma inquietud que mueve a los científicos en el laboratorio a crear vida extraña, es el mismo interés que movió a los antiguos a crear sus diferentes dioses de películas del espacio. Noten, cómo los productores de cine, manejan ese tema con todo lujo de detalles, y lo presentan de tal manera, que las mentes de los niños que crecen, y de muchos adultos no entrenados en el Evangelio de la creación, lo creen y lo asimilan como una realidad existencial. Para este tiempo, y después de ver muchos de estos filmes de ficción, y de estudiar repetidamente en la escuela y en la Universidad, la teoría de la evolución de las especies, muchos que se dicen ser teólogos cristianos, creen en esa satánica invención, y la defienden como una realidad, a pesar de lo claro que el Génesis presenta el relato de la obra creadora del gran Maestro en el principio.
Esas son las nuevas enseñanzas de las escuelas de teología que cada vez se hacen más nominales. Para complacer a todo el mundo no cristiano, han vendido su primogenitura y se han alejado de los principios básicos del Evangelio. La teología moderna ha ido llevando a la Iglesia tradicional a una mundanalidad teórica y la ha ido alejando de la realidad histórica de la creación y del origen del pecado y de la maldad. Por esa razón, la Iglesia cristiana ha perdido su poder de convencer al mundo del cambio que debe dar, ha perdido el poder que el maestro le dio de sanar a los enfermos, de transformar vidas, y de ser cabeza de la sociedad. Está en la cola y no es respetada como autoridad. Los los pastores y sacerdotes de este tiempo, se parecen mucho a los del tiempo de Jesucristo que diezmaban la menta y el comino y menospreciaban lo más importante, que es la ley, y la justicia, y la misericordia, y la fe (Mateo 23:23, Lucas 11:42). Estas palabras del Maestro, a los escribas y fariseos de su tiempo, aplican perfectamente a los ministros y sacerdotes de este siglo que vivimos. Los conceptos y la cosmovisión moderna, se ha alejado de la realidad creacionista y permite que la ciencia y los científicos dominen la mente de la gente con filosofías falsas, con esperanzas fundadas en teorías que nunca se comprueban, en investigaciones pre-digeridas a resultados cuestionables, a expectativas de curación que nunca se realizan, a experimentos con drogas químicas que no curan, a vacunas que no funcionan, a cirugias innecesarias, a trasplantes de órganos innecesarios, a tratamientos de quimioterapia que son devastadores para la mayoría de los que las reciben; y a eso le llaman: adelantos de la ciencia.
Si la gente pudiera ver y descubrir el verdadero impacto negativo de las drogas tóxicas y cirugías innecesarias, sobre su estado de salud natural, repudiaría con toda la fuerza de su intelecto cada uno de estos procedimientos innecesarios.
Si la Iglesia cristiana hubiera enseñado el plan divino para la familia humana, nada de eso hubiera prosperado en el mundo. Pero la misma Iglesia, que debió combatir las drogas tóxicas, adoptó médicos y hospitales en su seno. Engañada por el enemigo de las almas, cedió su lugar en la curación de los enfermos a los hospitales. Ese fue el patrimonio más grande que el Maestro le concedió a sus discípulos de todas las épocas. Ahora, ni la Iglesia ni los médicos, pueden curar las enfermedades crónicas que sufre la humanidad, y en vez de curar el órgano o los órganos enfermos, recurren a trasplantes y cirugías extirpatorias para alargarle un poco más la vida a los incautos, que con órganos donados, creen que están curados del mal original. Una vez mas, la atrevida e incesante investigación científica, corre por el carril contrario en contra de la Voluntad Divina, y choca de frente con la realidad que presentamos, y que muy pocos ven y denuncian.
Si usted es capaz de entender lo que aquí exponemos, es debido a que todavía no se le ha cerrado la puerta de la misericordia divina, y puede entender las razones que exponemos para evitar caer en un hospital. (Aunque hay gente, que les place estar en los hospitales y se sienten orgullosos de mostrar las cicatrices de todas las operaciones quirúrgicas que han recibido, y se atreven a darle gracias a Dios por el transplante que le realizaron.) Para ellos, ese es el gran adelanto de la ciencia moderna, que a su manera, les salvó la vida. Si la Iglesia les hubiera enseñado a cuidar sus órganos vitales, nunca los hubiera arruinado, ni hubiera necesitado un trasplante.
Un órgano enfermo, un fallo renal, un hígado graso, o con cirrosis, un corazón agotado, unas arterias obstruidas, tienen remedio a través de la medicina divina y natural que el maestro utilizó en su último milagro, cuando untó lodo en los ojos del ciego de nacimiento. Este milagro sentó las pautas de una nueva y novedosa forma de curar a los enfermos que sería la metodología que seguirían los discípulos de ahí en adelante: El Señor mezcló los elementos de la tierra con los cuales creo el cuerpo humano, con la saliva Divina que es la Palabra que sale de la boca de Dios, y al mezclarse con los elementos de la tierra, permite que los que nacieron ciegos y no tuvieron la oportunidad de ver, hagan el más grande experimento de las ciencias divinas: la curación de las enfermedades y defectos físicos con los cuales todos nacemos por herencia, y los que ocurren como consecuencia de nuestro incorrecto estilo de vida y de alimentación.
Todas las enfermedades que nos auto-infligimos con nuestro estilo de vida y de alimentación, tienen remedio y pueden curar al cambiar a una vida diferente: Amparados en las leyes divinas de salud y vida, los señalados para salvación, curan totalmente, y sanan de todo mal físico que han adquirido por ignorancia a la única medicina.
La única medicina que los señalados necesitan, es la de los elementos de la tierra y su Palabra. Aunque nos equivoquemos en el tipo de tratamiento, o en la planta medicinal indicada por la botánica, o por el naturopata que la recomienda, o en la dosis que necesitamos, o en la secuencia que la tomemos, el proceso curativo será efectivo en la medida de la fe con la que lo realicemos. Leamos el texto del ciego de nacimiento de Juan 9: Veamos como Jesús despertó la fe del que nunca había visto la luz, del que vivía mendigando a la puerta del templo en las tinieblas eternas de una vida sin sentido. Pero ese ciego, con su intelecto, vió la oportunidad de ver con sus propios ojos, y salió a un lugar distante de donde él acostumbraba caminar, para hacer lo que el Maestro, (que hasta ese día era desconocido para él), le indicó que hiciera, y lo hizo. Caminó todo el trayecto y cruzó toda la ciudad para ir y lavarse a la fuente de agua que Jesús le indicó.
La fe de ese ciego, con los elementos de la tierra en sus ojos, realizaron el milagro más grande de la historia: Que un ciego de nacimiento viera, sin un transplante de córnea. Este milagro, o muchos similares, debieran estar repitiéndose a diario en cada Iglesia cristiana del mundo. Pero el enemigo de las almas, no quiere que la gente conozca el poder de Dios en la obediencia a sus leyes y mandatos. Todo lo contrario, le inyectan drogas venenosas y los refieren al hospital donde lo intoxican aún más, lo desmembran y lo confunden con más exámenes y drogas que no curan. Esa es la medicina que no cura, pero que le satisface al enemigo de las almas, y le hace creer a la gente que están curando y si el paciente muere, le dicen a los familiares “hicimos todo lo que pudimos”.
Gracias por tenernos al tanto saludos bendiciónes
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