La Gran Comisión – Parte I

Por: Dr. Norman González Chacón

Desde Génesis, Dios le habla a su pueblo en parábolas, en sueños y en imágenes simbólicas que al igual como ocurrió con el Faraón de Egipto, no se entienden hasta que Dios designa a un entendido que las revela. En el escrito “Las Dos Biblias”, comenzamos a explicar este fenómeno divino que Dios utiliza como recurso para esconder la estrategia sagrada de su pueblo a los inconversos enemigos y también de los que tratan de acomodar el texto sagrado a sus intereses personales. Estos mensajes especiales de Dios para su pueblo, corren por toda la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis creando un mensaje secreto que solo lo pueden entender los entendidos que Dios escoge para profetizar y guiar a su pueblo de tal manera que los enemigos no puedan intervenir y confundir, ni adulterar el propósito divino del mensaje para ellos.

Jesús comisiona a sus discípulos.

Cada mensaje secreto lleva un propósito específico y en algunos casos, el mismo mensaje se da con símbolos y figuras diferentes a fin de distraer al enemigo y que se le haga más difícil descifrarlo. De esa manera, corren dos mensajes paralelos por todo el texto bíblico que para el lector común: el mensaje literal que está escrito y el mensaje revelado a los entendidos. Éste mensaje literal que narra eventos históricos, exhorta, informa, redarguye, insta y educa en religión y en historia sagrada. Los grandes teólogos del mundo lo describen como literatura religiosa, histórica y profética que narra los eventos importantes del pueblo de Dios a través de los libros inspirados. Lo que nos interesa aquí y que queremos destacar es la importancia que tiene para el pueblo de Dios que espera por su rescate, conocer el mensaje secreto, escondido en símbolos, de tal manera, que la preparación de ese pueblo para el encuentro con su Señor sea a base de un conocimiento de la historia que el pueblo de Israel adelantó.

En el santuario del desierto que Dios le ordenó a Moisés que construyera para que sirviera de casa para Dios manifestarse a su pueblo, está toda la simbología de la historia del mundo en cada uno de los objetos, medidas, muebles, tablas, y cortinas que se realizaron para su construcción. También encontramos símbolos de tiempo y espacio en el diseño de la estructura. En las tres divisiones del santuario está profetizada la historia de la tierra hasta la venida del Señor o presencia divina “Santa Shekinah” en lo que conocemos como las tres grandes dispensaciones.

Otro medio de comunicación con sus profetas escogidos es el personal, a través del cual el Señor se manifiesta como cuando se comunicó Dios con Moisés en la zarza ardiendo y en apariciones personales en donde el Creador se comunicaba directamente con su mensajero mediante una aparición donde le muestra la naturaleza del mensaje. En todos los casos, el mensajero puede o no entender el asunto que se le presenta o sencillamente, puede recibir la definición en el mismo o en otro momento, así como quedar esperando su interpretación en un futuro cuando le llegue el tiempo o sea el cumplimiento. Lo importante es que los dos mensajes que aparecen en la Biblia, el literal y el simbólico corren paralelos y se complementan. En ningún momento se distancian, pero el mensaje oculto en símbolos tiene un contenido especial para los discípulos verdaderos. Este no lo pueden acceder los que leen y estudian la Biblia literalmente como quien lee cualquier otro libro. Es así, como la simbología de las parábolas devela misterios que han estado escondidos desde la fundación del mundo (Mateo 13:35). Muchas verdades que no se conocen a través del texto literal.

No todos pueden alcanzar el significado de cada verdad oculta. El Espíritu da conforme al espíritu del receptor y ni una jota ni una tilde de más de lo que esa tal persona debe o puede recibir. Eso es lo maravilloso de ese mensaje, y por eso, en la parábola de la semilla de Mateo 13:8-24, unos tienen la capacidad de producir o recibir a un 30%, otros a un 60%, y otros al 100, por ciento. Dependiendo de la capacidad individual es como el Espíritu Santo se manifiesta y llena el vaso de cada cual y le da la oportunidad de entenderlo y asimilarlo de acuerdo con su propio entendimiento mental y preparación espiritual. Ni más ni menos, ni menos ni más.

Para encontrar ese tesoro hay que cavar profundo (Mateo 13:52), y sacar del estudio cosas nuevas y cosas viejas que ya son conocidas en el texto literal. La gran comisión evangélica señala las diferentes capacidades que se manifestaran en los que se comprometen al discipulado: “En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas” (Marcos 16:15-17). En este estudio hablaremos las dos lenguas; la literal y común en que se puede leer y se acostumbra a leer la Biblia, y la otra, la que se encuentra en lenguaje de símbolos, parábolas y alegorías. Ese es el último mensaje para los Santos de los últimos días y en el que se basará el último mensaje al mundo. En ese mensaje se mezclan las cosas viejas con las nuevas para darle un nuevo carácter al Evangelio Eterno. Por eso, la comisión evangélica señala que hablarán nuevas lenguas.

No podemos olvidar ni por un momento que es Jesús quién inspira a los profetas y le da vida al mensaje. Es Jesús quien le habla a los discípulos de todas las épocas y condiciones. Por esa razón el mensaje es duro y contundente. Jesús no quiere sanar ni sentirse obligado a salvar a nadie que no cumpla con la ley, ni que, aunque entienda el mensaje, sea merecedor del milagro (Mateo 13:15-18).

La gran comisión indica las características que identificarán a los discípulos que crean y entiendan el mensaje. Son cinco (5) señales con las que el Espíritu inviste a los verdaderos discípulos:

  1. “En mi nombre echarán fuera demonios”.
  2. “Hablarán nuevas lenguas”.
  3. “Quitarán serpientes”.
  4. “Si bebieren cosa mortífera no les hará daño”. 
  5. “Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”.

Cuando analizamos estas cinco señales que deben seguir a los creyentes nos damos cuenta de que la iglesia cristiana que se ha apropiado del nombre de Cristo no lo representa ni cumple con los requisitos de la gran comisión que se le ha encomendado. Al contrario, parece ser que ha perdido el rumbo y que no responde a la gran responsabilidad que esa comisión representa. ¿Cómo se manifiestan esas cinco cualidades en los verdaderos discípulos de Jesús, o en la iglesia?

“Echarán fuera demonios”

La primera y muy importante señal es la de echar fuera los demonios. Satanás se ha inventado multitud de distracciones modernas que desvían la mente del que busca y del que, aunque no ande buscando, pueda encontrar el camino si no se distrae con todo lo que desvía la mente del estudio. La seriedad del asunto va más allá del mero formalismo de unas costumbres implantadas en las iglesias que son aprovechadas por los demonios para entretener y distraer la atención del estudio profundo y formal. Eso no le permite al interesado en aprender que tenga una concentración adecuada que le permita reflexionar en su condición para crecer espiritualmente. El culto debe ser una escuela donde no haya distracciones de ninguna índole, y el ambiente abundantemente espiritual a fin de que sea abandonado por todos los demonios que se lleguen a interrumpir, desviar la atención, o crear discusiones vanas que no contribuyan al estudio profundo y serio de la Palabra. Cuando escuchamos la frase: “Echar fuera demonios”, creemos que solo se trata de demonizar a desquiciados que han sido torturados por el demonio o por diferentes demonios. Es la experiencia que enfrentaron los discípulos cuando no pudieron sacar los demonios del joven que fue traído al Maestro y que éste sanó de los demonios que lo torturaban. Para eso Jesús se preparó, y los discípulos a pesar de que habían sido comisionados para ese trabajo, no lo pudieron hacer. El maestro les dijo la razón: “Porque ese género no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17:14-21). Estos siete textos que ilustran esta experiencia del Maestro con sus discípulos es clara, y expone la condición de descuido de los discípulos de ese tiempo que no oraban y ayunaban lo suficiente como para recibir el poder contra los demonios. Estos, van todo el tiempo a la iglesia y hacen todo tipo de manifestaciones para entretener a la gente, desviarlos de una comprensión clara del tiempo que se vive, inducirlos a miedo de perderse, a la vez que los incapacita para salvarse. La salvación, como lo señaló el Maestro, es por amor, y el amor debe echar fuera el temor. El miedo es una de las armas principales del enemigo para llevar gente a la iglesia y que se pierdan. Los sermones de miedo son armas excelentes de los demonios para que la gente vaya a las iglesias y se pierdan. Allí aprenden y practican las tres doctrinas de error que son parte de las enseñanzas cristianas (ver artículo del blog “Las Tres Doctrinas de Error”), y el predicador crea un clima de confianza que hace pensar al feligrés, que, con solo creer y sentarse a escuchar la palabra, está salvo. Esto se convierte en un reto a la Iglesia para que saque los demonios que se amparan en los sermones de miedo que se predican cada semana. El otro extremo de la predicación es el que lleva a la gente a sentirse libres y salvos sin cumplir con los preceptos, mandamientos y estatutos, que son los que modifican el carácter y nos redarguyen del pecado y de la concupiscencia que es rampante en la mente de los que asisten a las iglesias después de ver escenas de pecado y violencia en la televisión o en el cine. 

Echar fuera demonios en la vida de cada criatura que anhela salvarse, es despejar la mente de todo lo que la pueda entretener con las cosas de este mundo para concentrarnos en las maravillosas promesas del Creador a todos los que venzan. No es nuestro trabajo hoy día, sacar demonios de desquiciados o afectados por enfermedades mentales que las hayan adquirido por malos hábitos de vida, por problemas familiares, y por culpas internas de sus actos. A esos enfermos podemos sanarlos si ellos desean sanarse y cambiar su estilo de vida y de alimentación. Para eso, tenemos que ayunar y orar para obtener el discernimiento y el poder sobre los demonios a los que nos enfrentemos y evitar que se nos resistan o que nos ataquen. La curación de los enfermos en esta etapa de la historia debe ser a través del medio dispuesto: la Medicina Natural.

“Hablarán nuevas lenguas”

La importante misión de este estudio es para que descubramos las nuevas lenguas en que se debe hablar y predicar el Evangelio en este tiempo. Los discípulos y los pastores tienen que renovar sus sermones tradicionales y evitar, en todo lo posible, los llamados poéticos o de miedo que se hacen para tratar de manipular los sentimientos desde los púlpitos y que solo consiguen que la gente se levante de sus asientos y acudan a orar al frente a que oren por ellos. Este acto que se repite en muchas iglesias y que es practicado por muchos pastores para demostrar su poder de levantar a la gente, es la peor demostración de conversión y solo convence al predicador de que asustó a la gente lo suficiente para levantarlos de sus asientos. Muy pocas conversiones genuinas se producen en esos llamados que ocurren a raíz de un sermón que induce al miedo a quemarse en el infierno, y la gente incauta acude al frente creyendo que así se pueden salvar. Otros acostumbran a levantarse cada vez que hay un llamado pues son los primeros en llegar para respaldar el llamado del Pastor y así estimular las visitas y a los nuevos candidatos a levantarse y comprometerse para bautizarlos.

En esta época final, el compromiso de la gente debe ser confirmado por ellos mismos dentro o fuera de una iglesia mediante un estudio comprensivo y un entendimiento claro de los conceptos salvíficos que hacen un cambio en la vida de cada alma y la ponen en actitud de guardar cada mandamiento, cada precepto, y cada estatuto, así como de un desarrollo gradual y firme de la confianza en la Palabra y de amor al Señor. Escuchar el mensaje tradicional a la luz de la verdad presente en lenguas nuevas, crea una convicción que cambia la vida del creyente sincero, sin este darse cuenta ni esforzarse por hacerlo. 

Quitarán serpientes”

Esta es una señal muy particular para este tiempo final. Tan peligrosas como la serpiente que enfrentó Eva en el Edén, nos enfrentamos cada día a serpientes altamente venenosas que nos tentarán a comer de todo lo prohibido, de hacer todo lo que sabemos que no debemos hacer, de ver cosas que no debemos ver, ni oír, y de ir a lugares donde nos arriesgamos a ser víctimas de un enemigo que vigila nuestros pasos y nos acecha para hacernos caer. Cuando vamos a lugares donde ponemos en riesgo nuestra conversión, ponemos en riesgo nuestra vida y nuestra salvación eterna. 

Cuando el pueblo de Israel se deprimió en el desierto y murmuró contra Dios por las pruebas que enfrentó y la escasez de alimentos variados, que no fueran el pan del cielo que recibían diariamente, aparecieron serpientes ardientes (Números cap. 21), que mordieron a muchos que murmuraron y murieron como consecuencia de las picadas de esos reptiles. Hoy día, hablando en las lenguas nuevas de este tiempo, tenemos un pueblo que ha rechazado la Medicina Divina, el pan del cielo, y está siendo mordido por las serpientes mortíferas de las drogas médicas que enroscadas en un palo representan el rechazo del Israel moderno a la alimentación sencilla y natural que Dios nos provee en el desierto de la incertidumbre y de este tiempo en el que los alimentos han sido fertilizados químicamente, manipulados genéticamente, y convertidos en químicos tan dañinos como la cocaína, la heroína, la marihuana, y otras drogas legales como los diferentes tipos de insulina para la diabetes, la presión arterial, los dolores musculares, y otros males causados por la alimentación falsa y la intemperancia. Para neutralizar ese veneno mortal, tenemos que como Moisés levantó la serpiente, mirar hacia arriba dónde está levantada la cruz de Cristo y poner nuestros ojos en el “Autor y consumador de nuestra fe; Jesucristo el Señor, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:14-15).

Las serpientes modernas que envenenan al pueblo de Israel vienen ahora en cápsulas, en inyecciones, en frascos, y en pastillas que la gente utiliza para no cuidar su salud mediante alimentos sanos sencillos y simples como lo era el maná que Dios le dio a Israel en el desierto. La publicidad de los grandes imperios farmacéuticos nos graba esa impresión en la mente mediante repetición constante en los anuncios a través de los medios de comunicación. Mientras el pueblo de Israel comió maná, no se enfermó. Fue precisamente, cuando el pueblo de Israel murmuró contra el maná celestial, que aparecieron las serpientes ardientes y mataron a muchos de ellos. Hablando en nuevas lenguas son drogas que no curan ninguna enfermedad y que pueden ser sustituidas por alimentación sana y plantas medicinales. El Israel moderno ha hecho lo contrario.  Ha sustituido el alimento sano que cura toda enfermedad y dolencia por drogas tóxicas y mortales que disipan los síntomas sin curar la enfermedad. Estas son las serpientes modernas. 

“Si bebieran cosa mortífera no les hará daño”

Por las razones expuestas, al quitar esas serpientes de nuestro medio de vida, si bebiéramos o comiéramos o entráramos en contacto con cosas mortíferas que desconozcamos, o no tengamos conciencia del daño que puedan hacer, ello no nos dañará ni nos afectará, ni debilitará nuestra salud, porque al desconocer su naturaleza dañina, el Señor nos librará hasta que nuestros ojos sean abiertos como ahora, y podamos ver a la serpiente ardiente disfrazada de la comida, de la bebida, o de las drogas que nos pueden hacer perder la salvación eterna. 

Cuando una persona está enajenada por las drogas, no puede percibir su verdadera condición espiritual ni física, no puede ser instrumento útil del Señor, ni participar de la naturaleza divina. Activar esas serpientes en nuestro organismo, responde al tipo de alimentación que estemos consumiendo. Cuando consumimos alimentos no indicados para nosotros, se forman parásitos en nuestro interior que como serpientes dominan nuestro sabor, nuestro gusto, y nuestro paladar, y piden, “a la carta” lo que ellos quieren comer a la hora que sea, y cuando ellos desean. Por esa razón, todo lo que consumamos o bebamos debe ser escogido cuidadosamente y combinado de la manera correcta para que nuestro organismo pueda eliminar esos parásitos y disponer de las toxinas que la fertilización y los cultivos químicos hayan depositado en órganos y sistemas. 

Esas serpientes no pueden afectarnos si nuestra mente está sana. Todo lo que no nos lleve a funcionar adecuadamente, si la Iglesia o el Pastor no están en ley, no funcionarán los milagros ni se curarán los enfermos. La comisión evangélica conlleva una responsabilidad suprema sobre nuestro cuerpo y nuestra mente.  Debemos estar limpios, sanos y despiertos para captar en todo momento la voluntad divina y hacer cómo es correcto digno y perfecto. Eso es lo que nos preparará para llevar a cabo el próximo paso.

“Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”

Esta es la culminación perfecta del discipulado y de la gran comisión que el Señor le da a la persona de cada cristiano y a la Iglesia: la curación de los enfermos. Si la Iglesia ha fallado en alguno de los primeros cuatro órdenes de la gran comisión evangélica, no tendrá el poder de curar a los enfermos. “Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”, es la parte más importante del Evangelio de Cristo que dedicó mucho más tiempo a sanar enfermos que a predicar la palabra: Echar fuera demonios, hablar nuevas lenguas de sabiduría, sacar de nuestro medio las serpientes, y cuidarse de no tomar ni comer nada que haga daño, es el resumen que prepara al cristiano para llevar a cabo la obra. Esta gran comisión, que es la más importante encomienda que el Señor le dio a sus discípulos de todos los tiempos, pues es la más importante y significativa prueba de poder que la iglesia representa ante el enemigo, ante el mundo y las autoridades de la tierra. Ante ese gran poder, ningún demonio se atreve a hacer resistencia.

Si la iglesia cristiana se hubiera preparado para ese Ministerio de sanar a los enfermos, los hospitales serían solo salas de emergencia para atender accidentes. La gente moriría de viejos sin las enfermedades que complican la vida de todos y los someten a las drogas tóxicas que causan otros males mas dañinos a la salud y nuevas apariciones de enfermedades mortales. Las iglesias serían prosperadas y llenas de gente saludable con el poder de sanar enfermos, echar fuera demonios, y quitar serpientes, hablar nuevas lenguas de bendición y sabiduría divina inspiradas por el Espíritu Santo para la edificación del cuerpo de Cristo. Para eso, la iglesia debe reconocer que ha perdido el poder debido a que ha menospreciado los mandamientos, los preceptos y los estatutos. (Exodo 15:26, Mateo 5:19, Santiago 2:10, Levítico 51:7, Mateo 15:3, Malaquías 2: 8-9, Apocalipsis 2:14-20, Mateo 28:20, Daniel 12:3).

Al anular las leyes divinas y practicar las tres doctrinas de error, la Iglesia cristiana pierde el poder para obrar de la manera en que Cristo entrenó a sus discípulos y los comisionó para curar a los enfermos: “De cierto, de cierto, os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún obras mayores (meizona erga). Este texto que los teólogos no quieren analizar por su inminente responsabilidad en minimizar el impacto de estas palabras del Maestro, los lleva a crear diferentes conjeturas respecto al mismo. Pero el Maestro habló claro y los discípulos hicieron tan grandes obras de curación, que hasta con su sombra se curaban los enfermos. No existe hospital alguno, ni médico terrenal que pueda hacer estas cosas, pues hasta el día de hoy esas grandes curaciones se pueden ver solo a través de la Medicina Natural Divina y la observancia a las leyes de la salud. Vea la explicación en el artículo: “La Verdadera Medicina” en éste blog.

6 comentarios sobre “La Gran Comisión – Parte I

  1. Dios es bueno., Gracias Dr. Norman hay personas que le cambian la vida a los demás y usted es una de ellas, que impacta no solo con sus consejos, palabras de aliento y sabiduría que Dios le bendiga más. El artículo escrito es claro y sin añadir más., Ojalá todos llegarán a esa sabiduría que el eterno quiere que lleguemos. Hay que esforzarse más por lo espiritual, hay una gran recompensa cuando no estamos falto en esa área de nuestra vida. Debe ser nuestro pan y guía.

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  2. Saludos y bendiciones:
    Excelente información. Gracias.
    Podría poner en audio toda esta valiosa información para aquellos que no puedan leer por diversas situaciones y no se pierdan el mensaje de Dios.

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  3. éso es lo que se llama ablar a calzón quitado, nadie tiene los pantalones de soltar ésas verdades como lo hace Norman pero tiene que seguir regando la semilla porque hay muuucha que está cayendo en terreno fertil

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    1. Saludos desde Ponce, han sido muchos los años que lo escucho y e aprendido muchísimo con usted. Más claro, no puede estar este escrito. Para mi La vida es un regalo divino y nuestro cuerpo es templo de espirítu Santo, pero hombre no cumple los mandamiento por la avaricia y poder estamos con estamos. Enfermo mentalmente , fisicamente, y salud matando animales para complacer deseo del hombre y del maligno. Aunque seamos pocos has sembrado semilla de salud.

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